miércoles, 25 de abril de 2012

Porque sí.

Me despierto en la cama, por la mañana, y noto que deberías estar ahí; me levanto y me visto, y necesito que estés cerca; cuando voy a la cocina a desayunar, sueño con que estés tú ahí, desayunando; si salgo de mi casa, mi mente imagina tu mano agarrada de la mía; cuando llega la noche, y la luz llega a un tono tenue, necesito tu conversación; cuando llega la hora de dormir, necesito que en mi cama haya algún otro cuerpo, a poder ser el tuyo. No busco a alguien con la que pasar un día, una semana, o un mes; te busco a ti, y para que me acompañes en el asilo. Porque cada mañana te desayunaría la boca. Porque eres la razón de que tenga una sonrisa, o que no la tenga. Porque soy de los que no se rinde, y debes ser mía. Porque sé que te puedo hacer feliz, y tú hacerme a mí. Porque sí. Porque te quiero.Gracias por tu tiempo y dedicación a leer mis breves opiniones.

sábado, 14 de abril de 2012

Sueños, fantásticos y caducas.

Es esa noche de lluvia y viento en la que te acuerdas de la persona más maravillosa del mundo. Aún a riesgo de parecer una pesadilla, te diría tres veces por minuto, lo guapísima que eres, lo maravillosa y lo que te quiero. No, no lo hago por el simple hecho de el respeto. Te aseguro que si por mí fuera, te estaría acosando a caricias, besos y halagos. Quisiera estar contigo cada segundo, queriéndote. La jodida situación nos lo impide, pero yo desearía muchísimo estar contigo en este mismo instante. Yo te deseo. Te deseo mucho. Mi sin vivir no es el no tenerte, es la impotencia de saber que puedes ser mía y no tenerte. Escupo en cada jodido kilómetro que nos separa. En cada uno. Odio esta sensación de impotencia. La odio. Cada noche sueño contigo. Estás en mis sueños presente. Sueño que todo va como quisiera. Ojalá todo fuese así. ¿Tú sueñas lo mismo? Si lo haces, es muy posible que seas la protagonista del sueño. Eres la protagonista de esta historia, a la que llamo vida, y sí, te amo. Por culpa de la puta distancia. 
Gracias por tu tiempo y dedicación a leer mis breves opiniones.

miércoles, 4 de abril de 2012

Albert Einstein y su conversación con el profesor de la universidad.

En la universidad, un profesor preguntó a sus alumnos, con intención de dejarlos sin respuesta:
—¿Dios creó todo lo que existe?
Un estudiante, valiente, levantó la mano y contestó:
—Sí, lo hizo.
—¿Dios creó todo?—Añadió el profesor, con sonrisa picarona.
—Sí, señor, todo.—Respondió el joven con decisión.
El profesor, con aire de superioridad intelectual añadió:
—Si Dios creó todo, ¿hizo también el mal? Pues el mal exista, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos. Entonces, Dios es malo.
El estudiante quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz de eso, se jactaba de haber probado una vez más que la fe cristiana era un mito.
Otro estudiante levantó su mano y dijo:
—¿Puedo hacerle una pregunta, profesor?
—Por supuesto.
El joven se puso en pie, tomó aire y preguntó, con decisión:
—¿Existe el frío?
—¿Qué pregunta es esa? Claro que existe, ¿o usted no ha tenido frío?
Con una pequeña sonrisa, el joven dijo:
—De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad, es ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía. El calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor. Todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor.
Hubo una breve pausa.
—Y, ¿existe la oscuridad?—Continuó el estudiante.
El profesor respondió, indeciso:
—Por supuesto.
Con cara expresiva, tal que el profesor sabía que iba a responder con algo semejante a lo anterior, el estudiante explicó:
—Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad la ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no. Incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en varios colores, en que está compuesta, con diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede saber cuan oscuro está un espacio terminado? Con base en la cantidad de luz presente en este espacio, ¿no es así?—se autorrespondió—Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente.
Tras la inteligente explicación, el joven repitió al profesor:
—Señor, ¿el mal existe?
Indeciso, el profesor respondió:
—Por supuesto, como lo mencioné al principio, vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal.
El estudiante volvió a repetir la misma estructura de explicación:
—El mal no existe señor, o al menos no existe por si mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios, es, al igual que los casos anteriores, un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creó el mal. No es como la fe o el amor, que existen como existen el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz.


Al terminar la explicación, los cincuenta jóvenes que estaban en la clase, se levantaron efusivos aplaudiendo. El profesor agachó la cabeza, asintió y se quedó callado. Con el escándalo, el director de la universidad se acercó a la clase, preguntó el motivo y el profesor contó la historia sucedida hacía instantes. El director miró al joven y se acercó a él:
—¿Cuál es tu nombre, joven?
—Einstein, Albert Einsten, señor.


Esta historia no es ficticia, está basada en hechos reales. Gracias por tu tiempo y dedicación a leer mis breves opiniones.