miércoles, 4 de abril de 2012

Albert Einstein y su conversación con el profesor de la universidad.

En la universidad, un profesor preguntó a sus alumnos, con intención de dejarlos sin respuesta:
—¿Dios creó todo lo que existe?
Un estudiante, valiente, levantó la mano y contestó:
—Sí, lo hizo.
—¿Dios creó todo?—Añadió el profesor, con sonrisa picarona.
—Sí, señor, todo.—Respondió el joven con decisión.
El profesor, con aire de superioridad intelectual añadió:
—Si Dios creó todo, ¿hizo también el mal? Pues el mal exista, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos. Entonces, Dios es malo.
El estudiante quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz de eso, se jactaba de haber probado una vez más que la fe cristiana era un mito.
Otro estudiante levantó su mano y dijo:
—¿Puedo hacerle una pregunta, profesor?
—Por supuesto.
El joven se puso en pie, tomó aire y preguntó, con decisión:
—¿Existe el frío?
—¿Qué pregunta es esa? Claro que existe, ¿o usted no ha tenido frío?
Con una pequeña sonrisa, el joven dijo:
—De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad, es ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía. El calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor. Todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor.
Hubo una breve pausa.
—Y, ¿existe la oscuridad?—Continuó el estudiante.
El profesor respondió, indeciso:
—Por supuesto.
Con cara expresiva, tal que el profesor sabía que iba a responder con algo semejante a lo anterior, el estudiante explicó:
—Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad la ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no. Incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en varios colores, en que está compuesta, con diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede saber cuan oscuro está un espacio terminado? Con base en la cantidad de luz presente en este espacio, ¿no es así?—se autorrespondió—Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente.
Tras la inteligente explicación, el joven repitió al profesor:
—Señor, ¿el mal existe?
Indeciso, el profesor respondió:
—Por supuesto, como lo mencioné al principio, vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal.
El estudiante volvió a repetir la misma estructura de explicación:
—El mal no existe señor, o al menos no existe por si mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios, es, al igual que los casos anteriores, un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creó el mal. No es como la fe o el amor, que existen como existen el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz.


Al terminar la explicación, los cincuenta jóvenes que estaban en la clase, se levantaron efusivos aplaudiendo. El profesor agachó la cabeza, asintió y se quedó callado. Con el escándalo, el director de la universidad se acercó a la clase, preguntó el motivo y el profesor contó la historia sucedida hacía instantes. El director miró al joven y se acercó a él:
—¿Cuál es tu nombre, joven?
—Einstein, Albert Einsten, señor.


Esta historia no es ficticia, está basada en hechos reales. Gracias por tu tiempo y dedicación a leer mis breves opiniones.

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